Hay personas que son amigas de A Madriña antes de que a nosa signora lo sepa. Es más, hay personas que son satélites de A Madriña antes incluso de saberlo ellas mismas. Las interconexiones con la mujer de la duna pueden ser múltiples y variables y de hecho casi siempre lo son. Pero si hay algo común a todas esas "conexiones" son las casualidades. Ese es nuestro magma, nuestro territorio preferido donde nos movemos como...? Si ! Como "puño de hierro en guante de goma". Someone dixit & Smile.
De la historia.
Una persona cualquiera con un apellido cualquiera, digamos..."Castro". Visita una exposición en Vigo, PO y de esos polvos unos lodos en forma de texto que conforma parte de un libro. Como "Ariadna en su laberinto" digamos que esa persona es una mujer, se llama..."Toya" y años después, invitada por la "Famiglia Bouzí", acude a una de las fiestas paganas de "Casa Queimada" en A Guarda, donde la guarida de los Trigo.
Anyway, anyhow...
Allí, en "Casa Queimada" y como Pablo en el camino de Damasco ante el aquelarre de empanadas, poesía, alcohol y pintura, Toya ve la luz y cae de la burra entrando en nuestro laberinto sin salida called A Madriña Asociados from Vigo, PO. Créetelo.
"Ah... pero si es el mismo mono con distinto collar " Toya F. Castro dixit
A Madriña Bless You All (Hoxe specially a Toya F. Castro desde las casuales casualidades)
Addenda. Toya F. Castro dixit:
Na Casa Queimada, no verán do 2023.
"A Casa Queimada se levanta blanca y azul frente al horizonte de infinita belleza del océano. No quedan rastros del humo que la cegó, apenas huellas de los árboles tiznados que sobrevivieron al incendio. Se vuelve a erguir resurgida de las cenizas, ave fénix atlántica y orgullosa a los pies del rompeolas de Bayona.
Un grupo heterogéneo de amigos de los hermanos Trigo nos apresuramos a encontrar sitio entre las sillas dispuestas frente a una de las fachadas de la casa. Un lienzo grande está fijado a la pared blanca, sobre los geranios de la entrada. La humedad del aire y el salitre se queda en la piel como una malla tejida de minúsculas perlas. Son las siete y empieza a refrescar.
Ramón aparece con un mono rojo y coloca botes de pintura y pinceles en el suelo. Las charlas se desvanecen como bajo la batuta de un director exigente. Los que nos hemos sentado en el terreno mas elevado frente a la casa tenemos una perspectiva mas amplia de los brochazos y salpicaduras que Ramón va lanzando con amplios movimientos sobre el lienzo. Manchas y brochazos que dejan sobre el blanco irregulares superficies negras y grises, expresivas e inquietantes. Nada se puede intuir de lo que va quedando en el lienzo.
Su hija, una joven de apariencia tímida, pero con una voz clara y modulada recita con seguridad sus poemas mientras mira al público. El movimiento amplio de sus hermosas manos enfatiza las frases de sus versos. Me pierdo gran parte de sus palabras, porque no logro escucharla con claridad y porque del gallego hay muchas que no entiendo.
Aplaudimos después de cada poema y ella se vuelve hacia su padre que sigue con sus brochazos oscuros definiendo algo que poco a poco se muestra a nuestras miradas atentas e interrogantes. Apenas podemos intuir las siluetas negras de los árboles carbonizados y los penachos de humo que ascienden hacia el cielo empastando la parte superior del lienzo en tenebrosas manchas negras.
Hace un descanso y es como si se disolviera la tensión que nos encadena la mirada a su movimiento y a su pintura. Movimiento de gente al levantarse, voces que se elevan comentando la performance, pequeños grupos que se van formando entre risas que se desplazan como una marea. Muchos ya lo habían visto pintar, tal vez yo sea la única que me estrene. Nos acercamos a la mesa y a las tinas con botellas flotando entre cubos de hielo, hay un montón de cosas para picar sobre una larga mesa con un mantel que la brisa levanta por las esquinas.
Las nubes deshilachadas y lechosas han cubierto al sol que intuimos en el resplandor nacarado del horizonte.
Cuando retoma el trabajo todos volvemos a nuestros lugares abrigados con chaquetas y jerséis, capuchas y chales sobre los hombros. Se acallan las voces de los grupos dispersos y vuelve el silencio y la concentración rodeando al artista, sus movimientos, al lienzo que se ha levantado por una esquina con las ráfagas del viento.
Da unos brochazos en blanco, otros en negro, con sinuosas líneas muy precisas y surge ante nosotros la casa quemada, las quebradizas paredes y el esqueleto del tejado, la galería con una luz fantasmagórica al fondo, penachos de humo, caminos de cenizas, la devastación al fondo de la casa quemada que apenas respira agotada por la pena.
En el primer plano unos perros muertos, la cabeza de uno de ellos, si no es la del mismo porque las tres cabezas, en distintas posiciones, surgen de la misma silueta sentada sobre los cuartos traseros, aúlla unas salpicaduras negras sobre el fondo blanco de un cielo humeante. Ojos negros, vacíos y manchas blancas de costillas sobre el escuálido cuerpo hierático y sin vida.
Una línea blanca serpentea en la parte inferior del lienzo, como una raíz o como una serpiente, produce una sensación siniestra de amenaza y muerte.
Todo en esa obra me lleva a las pinturas negras de Goya, los trazos violentos y el conjunto de una expresividad terrible y dolorosa son las del maestro, del que vio los horrores de la guerra y nos los hizo ver como tal vez nadie en la historia de la pintura. Ramón ha visto la destrucción de esta casa, hoy resucitada gracias al esfuerzo y el amor de tantos, y nos ha mostrado el potencial arrasador del fuego, la negrura de las formas carbonizadas, las dolientes súplicas de socorro de la naturaleza abrasada y de una casa quemada como pocas veces he visto en una pintura. Y nunca en el proceso de creación, absorbente y fascinante, de este creador de mundos."
Simplemente fantástico !
ResponderEliminarA Madriña bless LaToya (sin Jackson) from ... Catalonia ? (someone dixit)
Homericooooo!!!
ResponderEliminarSalud